Un espacio exterior de 800 m2 enmarcado en la parcela del Museo y acotado por su cerramiento, debía alojar un uso de bar-restaurante, abierto al público a través de la Plaza de Carlos V.Se diseñan unas plataformas elevadas de tarima iluminadas perimetralmente, donde se ubicarán las zonas de mesas bajas y mobiliario relax. Esta configuración nos permite la canalización de instalaciones de iluminación, al tiempo que genera unas circulaciones marcadas compatibles con la gran afluencia de público. Unas fajas lineales en chapa negra lacada con iluminación empotrada,  recorren longitudinalmente las plataformas, articulando la circulación de la gente y la distribución del mobiliario, a modo de balizas lineales en suelo.Las piezas de tótem vertical se iluminan mediante luminarias Led de museografía, funcionando como expositores de producto de marca, y apoyando la iluminación de noche.La barra se integra en un volumen de chapa negra, con interior rojo que acoge a los asistentes.A la entrada un muro vegetal oculta un volumen existente y hace las veces de photocall.